Las dinámicas de acumulación de las últimas décadas nos colocan frente a una crisis sistémica que amenaza la continuidad de la vida en el planeta tal y como la conocemos.
En América Latina se profundiza la tendencia a la reprimarización y se multiplican los conflictos socioambientales como consecuencia del extractivismo. Uruguay no es ajeno a esta realidad.
El debate sobre el modelo de desarrollo en todas sus dimensiones es una urgencia.
Pensar un sistema alternativo es posible. Es posible vivir en armonía con la naturaleza, basando la decisiones políticas en la justicia ambiental y de género.
Es preciso que haya más y mejor diálogo político dedicado a pensar la transformación del modelo económico con el centro en la protección de la vida.
Pensalo bien.